miércoles, 7 de julio de 2010

Uruguay con la frente en alto

Publicado a las 11:47 por Información

El mejor premio a este Uruguay increíble que llegó a las semifinales del Mundial de Sudáfrica puede haber sido, si acaso, esa vuelta olímpica que dieron los holandeses luego del final, caminando como lo hicieron los celestes del 24, ofrendándoles el triunfo a su hinchada.

Es que Holanda, quizá, fue más -algo, un poco- que Uruguay, fundamentalmente en la faz atacante, sobre todo porque esta nueva "Naranja Mecánica", no de toda la cancha como la del 74, sino de tres cuartos de campo hacia el arco contrario, pero aún así, igual terminó ganando en forma apretada, teniendo que echar el resto, para saber que dejó afuera de la final a una selección que, aun derrotada, igual que en los momentos triunfales, demostró por qué llegó a donde está: por sus propios atributos y no por el fruto de las circunstancias.

Es cierto, el "¡sooy celeeesteee!" agradecido, también se escuchó tras el cierre del encuentro en el "Green Point" de Ciudad del Cabo; pero fue un premio más afectivo. El otro, ajeno, fue más futbolístico, tuvo otra dimensión: de un Uruguay reconocido, respetado que, por eso mismo, se va a ir a casa como tercero o cuarto, pero como se retiró ayer de la cancha: con la frente alta.

El primer tiempo se fue casi al compás de tres sonidos, uno de ellos casi imperceptible, fino, reiterado, y los otros dos más sonoros, "gruesos", aislados e impactantes.

El primero fue el del toque de pelota de Holanda, preciso, fluido, por lo general llevado a cabo desde mediocampo o tres cuartos de cancha hacia adelante, para que los tres mediopuntas y el punta del conjunto europeo rotaran, hicieran la pausa y apretaran el acelerador cuando abrían o encontraban los espacios para descargar la llegada, con lo que Holanda, al fin de cuentas, terminaba jugando hasta con cuatro atacantes, mientras que a Uruguay le costaba ajustar las marcas y hacerse del balón en la primera línea de contención, defendía con firmeza en la retaguardia donde se destacaba el control de Robben y los cierres que hacía Cáceres, y sólo salía en contragolpe cuando Forlán se tiraba un poco atrás y podía alcanzársela a Cavani.

Así, entonces, Holanda atacó más y mejor armado, y Uruguay lo hizo poco, muy poco, y en forma aislada, porque "Maxi" Pereira no podía subir mucho pues le quedaba el peligroso y movedizo Kuyt al acecho para "comerle" la espalda, mientras que por otro lado se soltó Cáceres, pero se encontró que, como "Palito" Pereira no anduvo en el nivel que tuvo en la primera fase, cada vez que encaró en diagonal y la dio redonda se la devolvieron cuadrada.

Con ese marco, pues, tallaron fuerte los otros dos sonidos más "pesados" de los 45` iniciales: el balazo de Bronckhorst para poner en ganancia a Holanda y el zapatazo de Forlán para decretar el empate, después que los holandeses dieran la sensación de sacar un poco el pie del acelerador de tres cuartos de cancha hacia adelante y permitieran que, aun sin claridad ofensiva, Uruguay pisara con algo más de fuerza en el campo del adversario.

Para el complemento, los celestes, animados por la igualdad, pese a la hegemonía en materia de posesión y manejo de la pelota que había expuesto Holanda en la primera parte, se pararon un poco más adelante, por un cuarto de hora dio la impresión de que Gargano iba a apretar las marcas y ahí, entonces, fue como si se estancara -en realidad, se emparejó- el trámite.

Sin embargo, de a poco, Holanda fue tomando otra vez el control del balón y el partido, circuló en campo celeste con la fluidez y la decisión con que lo había hecho antes y otra vez volvió -con el infierno de los tres mediapuntas y el punta buscándose y encontrándose hasta convertirse en prácticamente cuatro atacantes- a generar espacios, a llegar y a amenazar con volver a ponerse en ventaja, sin necesidad de un balazo disparado desde lejos, como había ocurrido en la jugada del primer tanto.

Fue justo, entonces, cuando ya ni la marca de Godín, ni los cruces de Victorino ni los cierres de Cáceres daban abasto para absorber todo el jugo ofensivo que daba esta nueva "Naranja Mecánica" que es esta Holanda, no como aquella del 74 en toda la cancha, sino en la faz atacante, que los holandeses pasaran al frente, aunque lo injusto fue que en el gol de Sneijder, Van Persie -cuya posición distraía la atención de Muslera e, incluso, le tiró el pie a la pelota con la intención de jugarla- estaba adelantado.

Después de eso, si Uruguay quedó "groggy", no sólo con el tanto de Sneijder sino también con la "viaba" de llegadas que fabricó Holanda en un corto lapso, en tres minutos -un round- llegó lo que no fue el nocaut, únicamente por la rebeldía que mostró este Uruguay increíble que, sacando fuerzas de la flaqueza, volvió a apretar al rival, y a empujarlo contra su arco, hasta que "Maxi" Pereira acortó las diferencias con su remate cruzado.

Holanda, entonces, terminó contra las cuerdas. Por eso, pues, aunque esta "Naranja Mecánica" atacante volvió a tener para Uruguay un sabor amargo, pero no tanto como en el 74, Holanda no se fue de la cancha sin dar esa vuelta olímpica, como la que inventaron los celestes en 1924. Después de ganarle a este Uruguay, que ayer dio ventajas como la de no contar con un goleador como Su

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