El diputado y precandidato a la presidencia, Luis Lacalle Pou, calificó de “cobarde” la decisión del intendente Marcos Carámbula y del ministro del Interior, Eduardo Bonomi, de suspender el acto central de conmemoración del natalicio de José Artigas.

“Me da mucha pena esa decisión, deshonra a nuestros gobernantes que ante la más mínima adversidad tengan al actitud miedosa, cobarde, de repliegue”, dijo Lacalle Pou a El País.

“Las manifestaciones populares en Uruguay son más viejas que el agujero del mate, han estado en todos los gobiernos y recuerdo particularmente las que me tocó vivir como diputado durante el gobierno de Jorge Batlle. Ni en épocas duras, de crisis, se suspendió este acto”, dijo.

Afirmó que la decisión demuestra que el gobierno “le tiene miedo a la voz popular” y también “a ejercer la autoridad y mantener el orden”. Además, Lacalle Pou reflexionó sobre lo que presume es una “escalada de disconformidad” de la gente con sus gobiernos. “Estamos viviendo una suerte de escalada popular para manifestar indignación pero no por impuestos o más salarios sino por la mala gestión de sus dineros, por los problemas en la educación, en la salud. No alcanzan los recursos económicos para generar prosperidad. En Brasil la gente está protestando y aquí estamos comenzando a ver algo parecido, más pequeño, pero parecido. Es una alerta y los gobernantes debemos ponernos al frente de todos esos reclamos”, indicó.

El senador José Amorín (Partido Colorado) cuestionó duramente la decisión de Carámbula y Bonomi. “Es una vergüenza total. Es increíble que el gobierno suspenda los actos en una fecha tan importante. Primero suspenden las obras en los accesos porque tiran piedras y ahora cancelan un acto por temor a disturbios. Es insólito, el homenaje es a Artigas y no a Carámbula. Es triste que este gobierno no sepa mantener el orden y lamentable que una administración municipal que se autodenomina de izquierda suspenda un acto para no enfrentar a los trabajadores”, sostuvo a El País.

El presidente del Partido Independiente, Pablo Mieres, calificó la suspensión como “una señal muy grave de pérdida de autoridad”. “Estamos en una situación crítica sobre la capacidad que tiene el Estado de hacer valer el orden público. Hace dos semanas un festejo de campeonato de fútbol generó que 300 loquitos hicieran lo que quisieran y la policía demostró que no tenía capacidad de frenar los desmanes. Ahora suspenden un acto porque no tienen capacidad para controlar posibles disturbios. Hace tengo la imagen terrible de hace un año cuando policías se retiraban del Estado custodiados por barras bravas. Esta es una situación muy grave, una señal de incapacidad para controlar el orden”, afirmó a El País.

“No es un problema de tal o cual ministro, es mucho más de fondo. Hay crisis de autoridad institucional. Estamos en situación extrema si la Policía está renunciando a su poder de disuasión. Atrás de la suspensión del acto hay un mensaje de incapacidad de control y quienes quieren quebrar las reglas de juego lo leen muy bien. Hay un proceso de envalentonamiento de gente que quiere patear el tablero y que por razones delictivas o ideológicas se animan a enfrentar a la Policía”, afirmó Mieres.